Canción 21
Fenómenos
naturales al parecer los que suceden en la vida humana, podría limitarse a un
país o a un estado pero sería limitar
demasiado a una especie que puede hacer casi cualquier cosa dependa de ésta o
no.
Sucede que nadie
lo esperaba, la más mínima risa hizo implosión, una big bang humana o una big
band que aturde de amor. Se comienza a gestar un universo, un hijo, un algo;
las piedras fulminantes como risas pletóricas polvo de estrellas en las
caricias y las mañas para no dejar de sonreír, una cadera que implota,
celestiales palabras que se quedan cortas con lo que allí sucede. El suceso de
los ocasos y de los amaneceres eran por si solos un gran sonrisa colada de un
manantial de quien sabe que rezagos de alegría. Esto comienza a tomar la forma
de su forma. No le vemos brazos más que los que permanecen sujetos a ambos, no
le vemos tiempo pues nunca podemos confirmar la hora de nacimiento, gestación u
aparición espontanea que hemos creado sin querer, Sucede que una explosión
lleva a otra explosión, que lleva a otra explosión, que lleva a otra explosión,
un jarrón que remarca sus caras perfiladas de cíclopes, dos siluetas formando
una sola una especie de mounstrosa versión de dos por uno. Esto late, esto
tiene vida ya, esto se mueve esto inclusive respira se hace escuchar cuando el
ruidoso y ruinoso silencio les invade la silueta dividida una vez más por las
circunstancias o ese no sé, que siempre los unió pero que sin embargo, respira,
se mueve y que tiene vida. La duda es mínima, los hechos han sobrepasado toda
palabra escrita, oral, alguna forma de comunicación carece de sentido pues se
ha gestado una armonía, un amor.
Emana música,
eso que alguna vez fue una explosión ahora da música, regala música, hace
música, las palabras no discriminadas ayudan al cojo a seguir (como sea que
este pueda) caminando. Es un absurdo que exista miedo ¿Quién piensa en el
miedo?, el femenino y el masculino bien balanceados por uno o por el otro
formando parte de una misma cosa que sigue explotando y en su efervescencia ha
ido más allá de todo, el sol, un bicho, un avión de papel mal armado, un simple
árbol lo sabe, lo siente, lo vive, da sombra y ternura al parque para que nada,
que pueda hacer de su parte, haga falta. Parecía no haber error en el prenatal
hasta que algo o alguien lo pensó, lo razonó, lo dividió, lo sintetizó, lo
midió, le puso escala, le puso metro, le encadenó un grillete o un grillete se
encadenó a eso que tiene forma de algo, le han puesto de cuclillas para
buscarle un orto.
Los anfibios
se comen pero nunca se hacen daño, las gaviotas vuelan juntas pero nunca para
impedir el paso de su compañera, los osos han de dormir juntos, los malditos
humanos hacen lo que los malditos humanos hacen, parecieran carecer de
naturaleza propia, son la copia mala de otra copia pésima y una cadena de olas
siempre queriendo ser mas grandes y mas fuertes para derrumbar los muros, para
llegar a la ciudad odiada; y no para ser la lengua del mar que se besa con la
lengua o la piel de la tierra que busca posar sus brazos sobre ésta pero de
igual manera forman una misma silueta.
Las almas se
reproducen, no para formar copias, no para ser el brazo que a alguien le faltó,
no es el ala rota de un pájaro negro, sino para crear un alma nueva, con nuevas
experiencias para ser la continuación primera de una nueva conciencia de una
nueva alma. Todo sin pedir ser recordados ni olvidados. Carente de recetas y
pasos prácticos, metodologías y constipaciones sui generis, la vida sigue su curso, la vida no espera ser
vívida. La vida ha de ser vivida en vida. Dos vidas que se unen en un sin
tiempo para vivir más, para sentirse más vivos que muertos (su garantizado
destino), para compartir y formar una nueva vida, una nueva vida que es
compartida pero que sigue siendo una nueva vida.
Seguía
explotando, y con aquello, los que nunca lo invocaron. Los cielos fueron
claros, las miradas sinceras, las dudas nulas. Las piernas se confundieron en
una especie de masa muscular nunca antes vista, parecían estar en altamar con
la marea que sacude de forma erótica al barco. Las explosiones seguían formando
constelaciones, universos, planetas donde en cada uno eran nuevos sueños,
nuevas historias una alegoría natural. Una cosa llamada amor. Por que vivir
juntos no significa compartir un mismo espacio sino compartir una misma vida
transfigurada en una nueva. Las explosiones los han dejado perplejos, los
juegos pirotécnicos que la vida brindaba enseñaba a (disculpe la insistencia)
vivir y dejar morir. La luz que brindan las explosiones los iluminan son tan iguales,
tan transparentes cuando mucha luz los atraviesa, no son más que parte de una
misma cosa que alguien alguna vez no invocó, y que no busca ser copia de nada,
complementando nada, sin ser prótesis de nadie ni una pisca ajena de nada. “Es
imposible pretender eternizar algo que está sujeto a los cambios”.
Se contaminó,
está llorando, sigue explotando… ¡bang! ¡Pum! ¡Carajo! ¡fuiton! ¡prak! Si,
también llora, lagrimea su ojo de cíclope, la sonrísa se difumina. ¡Rápido,
denle de comer! Algo, una limosna, un beso, una bofetada, ¿Se muere? Sigue
explotando…
Se han
detectado pedazos de inservible duda, incrustados por toda su forma que es
vacío y todo su vacío que es forma, ha pasado por una interminable paleta de
colores, todos colores pálidos, se ha sembrado la duda, de esas dudas que se
cobran con miedo, no se sabe el origen o si alguno de los no convocadores lo ha
hecho, lo destacable es que allí está, permanece. Las explosiones han dejado de
ser tan bastas, sigue explotando pero pareciera que alguno de sus enlaces se
corta, le han dado una transfusión de duda, de incertidumbre y los grilletes
comienzan a cortar a quien les porta. ¡Alguien dígale que tiene que ser como el
agua!, que no tiene forma, que no la puede cortar el cuchillo más afilado, que
como el agua que se transforma, se transfigura, que no es solida, que es
maleable y que debe fluir.
La luz se
opaca y lo que fue suave se vuelve áspero, no son contrarios, siguen formando
parte de una misma cosa. Cosa que parece condenada a la basura aunque siga
explotando, la humanidad, como forma de omitir sus responsabilidades lo tira
todo a la basura, como pueden darse el tiempo de gestar un nuevo ser para
posteriormente abandonarlo así, a la basura. Y continuar con su vida, si el
neófito corre con suerte que sus procreadores se lamenten el resto de su vida
basura o que simplemente lo olviden y hacer que nunca existió, crecerá solo si
alguien lo salva, si alguien lo quiere, si merece vivir. Somos formas de vida
que también producen milagros y que los
tiramos a la basura si no los entendemos, que deshecha lo hecho y que se induce
el vómito, que le gusta ver lo que sale de sí para después tirarlo al caño,
surge en cada quién el deseo de recuperarlo, donde no importa mano o pie para
rescatarlo donde después de un gran esfuerzo, no permite, para nada dejarlo de
lado. Porque sigue explotando, por que sigue creciendo y con eso gestando, todo
va cambiando, por que se puede sentir el aire entrar y salir de uno como igual
lo hace el grillo, como el perro, como ese abedul torcido.
Eso que sigue siendo, que sigue
sonriendo y que sigue cojeando de inexistentes pies, eso… sigue explotando.