Hace tiempo observé algo que me pareció realmente perturbador
E incluso me mantuvo en cama por algún tiempo
Un mayate esmeralda caminaba como esperando la muerte
Que no estaba muy lejos basándose en la lentitud de sus pasos
Y en su aparente necesidad de encontrar el sitio correcto para extinguirse
Una hormiga curiosa pasaba cerca de él
Y como debe ser en un sistema comunitario
Advirtió a sus compañeras del posible banquete a escasos minutos de distancia
Rápidamente se corrió la voz y en pos de alimentar a la colonia
Una a una fueron llegando hasta constituir decenas y rodear a la presa
Las patas del mayate lanzaban débiles golpes
O quizá eran súplicas pidiendo que lo dejaran morir en paz
Y después hicieran de su cuerpo lo que les viniera en gana
Pero no hubo clemencia alguna
Las hormigas lo cubrieron
Las hormigas lo inmovilizaron
Las hormigas lo cargaron
La resistencia fue inútil
Luchaba valiente con el instinto de supervivencia intacto pero sin resultados
Yo observaba sin entender lo que sentía
Cada segundo llegaban nuevas hormigas a la contienda
¡Las patas del mayate se mueven!
¡Las patas del mayate se mueven!
¡Las patas del mayate se mueven!
¡Las patas del mayate se mueven!
Era lo único que pensaba y quería gritar
Con un instante de vida extra en su ser
Lo vi rogando por última vez siendo arrastrado hasta el hormiguero
Allá iban las cazadoras orgullosas con él a cuestas celebrando su triunfo
Yo que ese día vestía de verde quedé pasmado por completo
Algo del espectáculo no podía digerir
Pasaron las horas y al verme tan inmóvil las hormigas decidieron charlar conmigo
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