lunes, 30 de abril de 2012

Prefiero la noche.


Ahí donde puedes escuchar tus pensamientos 
y los murmullos de las estrellas
ver el resplandor de la Luna
esa Luna que termina con la penumbra 
y te muestra que no necesitas de más luz si está ella. 
Hablar con la noche y sentir que el aire te responde
sentir el fresco roce del sereno en tu piel.

Siempre discreta, 
nunca encandila, ni quema
atenta, contigo, ahí
te sigue, mas no te hostiga
esperando siempre el alba
para retirar su luz sin dejarte en agonía. 
Prefiero sus brazos
distantes, pero omnipresentes.

Aun así me preguntan ¿Por qué prefiero la noche?



No hay comentarios:

Publicar un comentario