domingo, 27 de mayo de 2012

Lista de reproducción



Canción 21

Fenómenos naturales al parecer los que suceden en la vida humana, podría limitarse a un país  o a un estado pero sería limitar demasiado a una especie que puede hacer casi cualquier cosa dependa de ésta o no.

Sucede que nadie lo esperaba, la más mínima risa hizo implosión, una big bang humana o una big band que aturde de amor. Se comienza a gestar un universo, un hijo, un algo; las piedras fulminantes como risas pletóricas polvo de estrellas en las caricias y las mañas para no dejar de sonreír, una cadera que implota, celestiales palabras que se quedan cortas con lo que allí sucede. El suceso de los ocasos y de los amaneceres eran por si solos un gran sonrisa colada de un manantial de quien sabe que rezagos de alegría. Esto comienza a tomar la forma de su forma. No le vemos brazos más que los que permanecen sujetos a ambos, no le vemos tiempo pues nunca podemos confirmar la hora de nacimiento, gestación u aparición espontanea que hemos creado sin querer, Sucede que una explosión lleva a otra explosión, que lleva a otra explosión, que lleva a otra explosión, un jarrón que remarca sus caras perfiladas de cíclopes, dos siluetas formando una sola una especie de mounstrosa versión de dos por uno. Esto late, esto tiene vida ya, esto se mueve esto inclusive respira se hace escuchar cuando el ruidoso y ruinoso silencio les invade la silueta dividida una vez más por las circunstancias o ese no sé, que siempre los unió pero que sin embargo, respira, se mueve y que tiene vida. La duda es mínima, los hechos han sobrepasado toda palabra escrita, oral, alguna forma de comunicación carece de sentido pues se ha gestado una armonía, un amor.

Emana música, eso que alguna vez fue una explosión ahora da música, regala música, hace música, las palabras no discriminadas ayudan al cojo a seguir (como sea que este pueda) caminando. Es un absurdo que exista miedo ¿Quién piensa en el miedo?, el femenino y el masculino bien balanceados por uno o por el otro formando parte de una misma cosa que sigue explotando y en su efervescencia ha ido más allá de todo, el sol, un bicho, un avión de papel mal armado, un simple árbol lo sabe, lo siente, lo vive, da sombra y ternura al parque para que nada, que pueda hacer de su parte, haga falta. Parecía no haber error en el prenatal hasta que algo o alguien lo pensó, lo razonó, lo dividió, lo sintetizó, lo midió, le puso escala, le puso metro, le encadenó un grillete o un grillete se encadenó a eso que tiene forma de algo, le han puesto de cuclillas para buscarle un orto.

Los anfibios se comen pero nunca se hacen daño, las gaviotas vuelan juntas pero nunca para impedir el paso de su compañera, los osos han de dormir juntos, los malditos humanos hacen lo que los malditos humanos hacen, parecieran carecer de naturaleza propia, son la copia mala de otra copia pésima y una cadena de olas siempre queriendo ser mas grandes y mas fuertes para derrumbar los muros, para llegar a la ciudad odiada; y no para ser la lengua del mar que se besa con la lengua o la piel de la tierra que busca posar sus brazos sobre ésta pero de igual manera forman una misma silueta.

Las almas se reproducen, no para formar copias, no para ser el brazo que a alguien le faltó, no es el ala rota de un pájaro negro, sino para crear un alma nueva, con nuevas experiencias para ser la continuación primera de una nueva conciencia de una nueva alma. Todo sin pedir ser recordados ni olvidados. Carente de recetas y pasos prácticos, metodologías y constipaciones sui generis,  la vida sigue su curso, la vida no espera ser vívida. La vida ha de ser vivida en vida. Dos vidas que se unen en un sin tiempo para vivir más, para sentirse más vivos que muertos (su garantizado destino), para compartir y formar una nueva vida, una nueva vida que es compartida pero que sigue siendo una nueva vida.

Seguía explotando, y con aquello, los que nunca lo invocaron. Los cielos fueron claros, las miradas sinceras, las dudas nulas. Las piernas se confundieron en una especie de masa muscular nunca antes vista, parecían estar en altamar con la marea que sacude de forma erótica al barco. Las explosiones seguían formando constelaciones, universos, planetas donde en cada uno eran nuevos sueños, nuevas historias una alegoría natural. Una cosa llamada amor. Por que vivir juntos no significa compartir un mismo espacio sino compartir una misma vida transfigurada en una nueva. Las explosiones los han dejado perplejos, los juegos pirotécnicos que la vida brindaba enseñaba a (disculpe la insistencia) vivir y dejar morir. La luz que brindan las explosiones los iluminan son tan iguales, tan transparentes cuando mucha luz los atraviesa, no son más que parte de una misma cosa que alguien alguna vez no invocó, y que no busca ser copia de nada, complementando nada, sin ser prótesis de nadie ni una pisca ajena de nada. “Es imposible pretender eternizar algo que está sujeto a los cambios”.


Se contaminó, está llorando, sigue explotando… ¡bang! ¡Pum! ¡Carajo! ¡fuiton! ¡prak! Si, también llora, lagrimea su ojo de cíclope, la sonrísa se difumina. ¡Rápido, denle de comer! Algo, una limosna, un beso, una bofetada, ¿Se muere? Sigue explotando…


Se han detectado pedazos de inservible duda, incrustados por toda su forma que es vacío y todo su vacío que es forma, ha pasado por una interminable paleta de colores, todos colores pálidos, se ha sembrado la duda, de esas dudas que se cobran con miedo, no se sabe el origen o si alguno de los no convocadores lo ha hecho, lo destacable es que allí está, permanece. Las explosiones han dejado de ser tan bastas, sigue explotando pero pareciera que alguno de sus enlaces se corta, le han dado una transfusión de duda, de incertidumbre y los grilletes comienzan a cortar a quien les porta. ¡Alguien dígale que tiene que ser como el agua!, que no tiene forma, que no la puede cortar el cuchillo más afilado, que como el agua que se transforma, se transfigura, que no es solida, que es maleable y que debe fluir.

La luz se opaca y lo que fue suave se vuelve áspero, no son contrarios, siguen formando parte de una misma cosa. Cosa que parece condenada a la basura aunque siga explotando, la humanidad, como forma de omitir sus responsabilidades lo tira todo a la basura, como pueden darse el tiempo de gestar un nuevo ser para posteriormente abandonarlo así, a la basura. Y continuar con su vida, si el neófito corre con suerte que sus procreadores se lamenten el resto de su vida basura o que simplemente lo olviden y hacer que nunca existió, crecerá solo si alguien lo salva, si alguien lo quiere, si merece vivir. Somos formas de vida que también  producen milagros y que los tiramos a la basura si no los entendemos, que deshecha lo hecho y que se induce el vómito, que le gusta ver lo que sale de sí para después tirarlo al caño, surge en cada quién el deseo de recuperarlo, donde no importa mano o pie para rescatarlo donde después de un gran esfuerzo, no permite, para nada dejarlo de lado. Porque sigue explotando, por que sigue creciendo y con eso gestando, todo va cambiando, por que se puede sentir el aire entrar y salir de uno como igual lo hace el grillo, como el perro, como ese abedul torcido.


Eso que sigue siendo, que sigue sonriendo y que sigue cojeando de inexistentes pies, eso… sigue explotando.

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